El Gobierno Abierto promueve valores esenciales como la transparencia, el acceso a la información, la rendición de cuentas, la participación ciudadana y la colaboración entre distintos actores estatales y de sociedad civil. Entre las temáticas más relevantes que se pueden mencionar desde esta agenda durante la Semana del Gobierno Abierto, está la lucha contra la corrupción. Desde ILDA creemos que abordar esta problemática desde una perspectiva feminista es fundamental. Esto implica reconocer el impacto diferencial que la corrupción tiene sobre mujeres, niñas y diversidades, al mismo tiempo que promueve la participación activa de estas comunidades en los procesos de cambio.
Los datos con perspectiva feminista son una herramienta necesaria en esta lucha, ya que permiten visibilizar y enfrentar las desigualdades estructurales que afectan desproporcionadamente a mujeres y otras poblaciones históricamente excluidas. Además, garantizar una mirada de género y una participación activa de las organizaciones de la sociedad civil en la generación, análisis y uso de datos en materia anticorrupción asegura que las soluciones respondan a las necesidades reales de todas las comunidades y que las reformas sean impulsadas con evidencia ciudadana.
Este enfoque no solo fortalece la integridad y transparencia en los procesos de toma de decisiones, sino que también impulsa reformas para una modernización regulatoria feminista. Abordar estos temas desde la evidencia, con datos que incorporen un enfoque claro de género, permite promover reformas innovadoras que fortalezcan los modelos regulatorios actuales en la lucha contra la corrupción.
En este camino, desarrollamos un proyecto de Anticorrupción Feminista, centrado en Colombia y Guatemala, y en alianza con las organizaciones Diálogos y Artemisas. Como parte de esta iniciativa, hemos realizado talleres con organizaciones y activistas feministas y referentes en anticorrupción, en el que se reafirmó la urgencia y la posibilidad de una agenda que articule la lucha por los derechos de las mujeres con la transparencia y la integridad en el sector público.
Asimismo, generamos una encuesta dirigida a entender las realidades locales y territoriales en este materia, la cual permitió recoger aportes clave de estas comunidades, insumos que ya están guiando procesos de capacitación, incidencia política y nuevos diálogos participativos.
Claves para una perspectiva feminista en la lucha anticorrupción
Reconocer y visibilizar los impactos diferenciados de la corrupción: La corrupción no afecta a todas las personas de la misma manera. Es imprescindible analizar cómo impacta específicamente a mujeres, niñas, personas no binarias y diversidades, y ubicar estos datos en el centro de la discusión pública.
Promover la participación activa de comunidades y colectivas feministas: Involucrar a organizaciones sociales, liderazgos feministas y diversidades sexuales desde el diseño hasta la implementación de políticas anticorrupción, asegurando espacios de diálogo y toma de decisiones.
Utilizar y abrir datos con perspectiva de género: La generación, acceso y uso de datos es clave para evidenciar las brechas y sostener la incidencia basada en evidencia. Los datos deben ser representativos, de calidad y estar libres de sesgos que perpetúen desigualdades.
Incidir en los marcos normativos y políticas públicas: Una perspectiva feminista en la anticorrupción implica impulsar reformas legales (por ejemplo, en contrataciones abiertas, transparencia en beneficiarios finales, financiamiento político, activos y sistemas de integridad) que atiendan las necesidades y demandas de las mujeres y diversidades.
Capacitar y sensibilizar: El fortalecimiento de capacidades técnicas y políticas es indispensable para que más personas y comunidades puedan utilizar el acceso a datos y las herramientas de transparencia en favor de sus derechos y en la lucha contra la corrupción.
La intersección entre género, anticorrupción y datos es clave para estrategias inclusivas y eficaces. En definitiva, los datos nos ayudan a entender cómo la corrupción impacta de manera diferenciada y permiten desarrollar soluciones realmente integradoras.
Las organizaciones de la sociedad civil tienen un rol central en estos esfuerzos: al fortalecer las capacidades de las comunidades para el uso efectivo de datos y consolidar espacios de participación y colaboración, se amplía la transparencia y se refuerzan los mecanismos de integridad en la toma de decisiones.
Desde ILDA reiteramos nuestro compromiso con la construcción colectiva de una agenda de gobierno abierto cada vez más sólida, sostenible e inclusiva, y con la profundización de modelos democráticos de gobernanza de datos que respondan a los desafíos actuales.