Construyendo las bases para una IA ética: por qué América Latina necesita marcos sólidos de gobernanza de datos 

Autora: Gloria J. Guerrero, Directora Ejecutiva de ILDA (Iniciativa Latinoamericana por los Datos Abiertos)
Basado en hallazgos de la 2da edición del Barómetro Global de Datos, 2025

En una era en la que la inteligencia artificial (IA) está transformando desde la salud hasta los servicios públicos, América Latina se encuentra en un momento crucial. El recientemente publicado Global Data Barometer 2025 ofrece un diagnóstico claro y urgente: aunque la región ha avanzado en marcos regulatorios de datos, aún carece de marcos claros de gobernanza, implementación y desarrollo de capacidades institucionales necesarias para asegurar que la IA se desarrolle y utilice en beneficio del bien común.

América Latina: una región en transición

América Latina ha dado pasos importantes y muy significativos hacia la construcción de marcos regulatorios en torno a los datos. Muchos países han adoptado leyes de protección de datos personales y han creado marcos de interoperabilidad para facilitar el intercambio de datos en sectores específicos. Brasil, Chile y Uruguay marcan la pauta regional en gobernanza digital, y la sociedad civil organizada continúa siendo un motor clave de innovación y rendición de cuentas.

Sin embargo, estos avances conviven con desafíos estructurales profundos. Las brechas digitales, la falta de continuidad institucional y la baja inversión fragmentan el ecosistema de datos en la región. Las leyes suelen aprobarse sin mecanismos de seguimiento, monitoreo y evaluación, recursos financieros o mecanismos de continuidad institucional que permitan su implementación efectiva a largo plazo. Lo más crítico, el desarrollo de la IA sigue estando poco integrado en los marcos de gobernanza de datos.

El eslabón perdido: IA y gobernanza de datos

La IA ya no es una tecnología del futuro: es una realidad que hoy influye en decisiones públicas y privadas. Sin embargo, el Barómetro muestra que pocos marcos regulatorios de datos en América Latina abordan preocupaciones clave sobre la IA. Los datos son el principal insumo de los modelos de IA. La toma de decisiones algorítmicas, la calidad de los datos para el entrenamiento de modelos o el uso ético de los datos rara vez se mencionan en las legislaciones nacionales sobre inteligencia artificial y esa es una conexión indispensable. 

Aunque la IA aparece en algunas estrategias gubernamentales, no está integrada en las políticas de datos más amplias. Esta desconexión limita seriamente la capacidad de la región para desplegar la IA de forma coordinada, justa y transparente.

Sin buenos datos, no puede haber buena IA, y sin buena gobernanza de datos, la IA corre el riesgo de profundizar las desigualdades existentes. Las capacidades técnicas, institucionales y humanas determinan directamente la efectividad de los marcos de datos e IA. Desafortunadamente, la mayoría del personal público encargado de la innovación digital carece de formación avanzada en datos o IA. Temas como alfabetización de datos, ética de la IA o transparencia algorítmica están ausentes en los programas de capacitación estatales.

El retroceso de los datos abiertos y sus consecuencias

La agenda de datos abiertos, antes emblema de la transformación digital en la región, está en declive. Solo el 46.5% de las iniciativas actuales son lideradas por gobiernos, una caída importante respecto a años anteriores. Aunque plataformas como DataCamp en Uruguay o el portal financiero del TSE en Brasil siguen vigentes, muchas otras en diversos países han desaparecido o se han estancado.

Este retroceso tiene consecuencias directas para la futura gobernanza de la IA. Los sistemas de IA responsables requieren datos públicos abiertos, estandarizados y legibles por máquinas. Sin embargo, la mayoría de los datos públicos han quedado incompletos, con poco mantenimiento y actualización, y en algunos casos ya inaccesibles, especialmente en áreas sensibles como el cabildeo. 

La capacidad no es opcional: es fundamental

Algunos países, como Uruguay y Brasil, demuestran lo que es posible con instituciones sólidas, planes de largo plazo y voluntad política. No obstante, en el resto de la región, las infraestructuras digitales públicas son desiguales. El Barómetro destaca que muchas personas encargadas de reutilizar datos o liderar procesos de innovación carecen de formación técnica, y que la mayoría de los países no ofrecen programas sistemáticos en ética o gobernanza de la IA.

Si América Latina quiere aprovechar la IA para el bien común, debe invertir en la creación de capacidades no como un lujo, sino como un requisito esencial. Esto implica invertir de manera sostenida en formación para el servicio público, crear organismos nacionales de gobernanza de datos en colaboración permanente con la sociedad civil y establecer mandatos legales que aseguren la transparencia, la rendición de cuentas y el uso ético de los datos en conexión permanente con las agendas nacionales de IA.

Un llamado a la acción

Para garantizar que los datos y la IA sirvan a las personas —y no a los intereses más poderosos—, América Latina debe actuar con decisión. Según los hallazgos del Barometro Global de Datos 2025, las prioridades clave son:

  1. Integrar la gobernanza de la IA en los marcos más amplios de datos, con un enfoque en la equidad, la transparencia y los derechos humanos.
  2. Revitalizar las iniciativas de datos abiertos, con financiamiento sostenible, coordinación interinstitucional y la implementación de obligaciones legales claras.
  3. Invertir en capacidades humanas e institucionales, particularmente en ética de la IA, alfabetización de datos y reutilización.
  4. Fortalecer la interoperabilidad y los estándares, para que los datos públicos sean realmente útiles, no solo accesibles.
  5. Cerrar las brechas de transparencia, especialmente en materia de integridad política, para combatir la desinformación y recuperar la confianza pública.

Gobernanza inclusiva para un futuro digital

Finalmente, cualquier política sobre datos e inteligencia artificial debe preguntarse quién tiene voz en su diseño. Para que la gobernanza digital sea realmente democrática, debe reflejar las necesidades de comunidades históricamente excluidas, como pueblos indígenas, juventudes y poblaciones en situación de vulnerabilidad. Esto requiere modelos de gobernanza participativa, abiertos y con enfoque de derechos humanos.

El camino no es sencillo, pero la dirección es clara. América Latina ya cuenta con muchos de los elementos fundamentales para liderar una agenda de gobernanza de datos e IA responsable. Lo que se necesita ahora es voluntad política, inversión sostenida y coordinación efectiva para convertir esa promesa de desarrollo en una realidad para todas y todos.